Empecé a caminar hacia el instituto, ¿Cómo podía ser un tío tan gilipollas, tan insoportable, tan Pablo? Ojalá no lo volviera a ver nunca pero algo me dice que esto solo acaba de empezar.
-¡Laura! Oí una voz a mi espalda, supuse que era Bea con los demás.
-Hola chicos, cuanto tiempo. Estaban todos aquí, Ángel con Bea, John con Sara, Jack con Hannah y yo bueno, yo sola jajajaja.
-Si la verdad, ¿que tal ese verano? Me preguntó John.
-Bien, bueno chicos llego tarde a clase, ya hablamos luego. Alcé la vista hasta llegar a los ojos verdes de Bea y le dediqué una pequeña sonrisa.
-Está rara, ¿verdad? -preguntó Bea
-Sí, habrá encontrado chicos -respondió Ángel y todos se rieron.
Entré a mi primera clase, historia, busqué un sitio en el que sentarme elegí la primera fila, mi madre dice que si te sientas en primera fila das mejor impresión, así que me pareció buena idea para empezar el curso. Durante los primeros quince minutos estuvo hablándonos de la asignatura, de los exámenes que hacia el y dándonos miedo con la pau. Justo cuando iba a repartir los libros se oyó la puerta.
-Perdón por llegar tarde. Estaba organizando los apuntes, no sé para qué si cuando lo vi se me cayeron todos al piso. Bf que desastre, pensé.
-Deja que te ayude. Era Pablo. ¿Por qué me pasa esto a mi?
-No hace falta. Recogí los apuntes lo más rápido que pude y me volví a sentar y como no, ese gilipollas se sentó al lado.
-Me llamo Pablo, encantado. Me dedicó una pequeña sonrisa y me guiñó un ojo
-Yo no tengo nombre, y no tengo el mismo gusto. Le dediqué una pequeña sonrisa y en ese momento sonó el timbre ¡Menos mal! Pero historia son 3 días a la semana. Suspiré y salí de la clase en busca de Bea para contarle todo lo que me había pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario